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A Fran le cuesta quedarse quieto pero prefiere perseverar en lo conocido que aventurarse en lo
novedoso. La novedad nos obliga a adaptarnos y nos hace crecer.
Hace tiempo escuché: “Crecer duele, pero te acerca al cielo”. Quiero que Fran comprenda que puede ser difícil cambiar, crecer, pero que nos hace mejores y más capaces de conectarnos entre nosotros y con el mundo; quiero que se sienta seguro, porque siempre vamos a estar aquí para él.
¿Es así la mente de Fran? ¿Una mente perezosa que se resiste al cambio? ¿O es más complejo que eso?
Los cambios le generan gran ansiedad y desregulación porque no puede vislumbrar lo que viene. Si crecer implica cambios, anticipando el panorama que sigue, el escenario o contexto y los acontecimientos que creemos ocurrirán, lo ayudamos a afrontar el desafío.
La dificultad para afrontar los cambios se compensa en alguna medida con la anticipación, pero fundamentalmente con el soporte afectivo. Fran confía en mí, sabe que estoy ahí cuando lo necesita y eso le da tranquilidad, aun cuando no pueda anticipar lo que viene…
Cuando le pido algo a Fran (o le doy una consigna) y me dice “¡Sí mamá, lo haré!”, sé que quiere complacerme, cumplir con lo que le pido, mostrar que le importa, porque sé que le
importo. Pero en segundos se distrae y me pide que lo ayude, con o sin palabras y estoy ahí, debatiéndome por no agarrar el pincel para indicarle cómo hacerlo… como cuando era chiquito y apretaba su mano con la mía para cruzar la calle.
Fran creció, (¡!) no necesita que le de la mano y a pesar de esto cuando salimos a caminar o estamos en un lugar con muchos estímulos, todavía busca la mía y se la doy aunque sea un ratito, y me cuesta soltarla ¡igual que con el pincel!
Así que seguimos… yo tratando de guiarlo sin invadirlo y él, esforzándose por cumplir el objetivo. “¿Pintamos juntos, mama?”, “Pintás vos Fran, yo te acompaño”.
Quiero que encuentre placer en pintar, en el proceso creativo y que descubra que puede decir muchas cosas pintando. Ojalá supiera lo que Fran quiere, lo que desea… no se si él lo sabe.
A Fran le cuesta quedarse quieto pero prefiere perseverar en lo conocido que aventurarse en lo
novedoso. La novedad nos obliga a adaptarnos y nos hace crecer.
Hace tiempo escuché: “Crecer duele, pero te acerca al cielo”. Quiero que Fran comprenda que puede ser difícil cambiar, crecer, pero que nos hace mejores y más capaces de conectarnos entre nosotros y con el mundo; quiero que se sienta seguro, porque siempre vamos a estar aquí para él.
¿Es así la mente de Fran? ¿Una mente perezosa que se resiste al cambio? ¿O es más complejo que eso?
Los cambios le generan gran ansiedad y desregulación porque no puede vislumbrar lo que viene. Si crecer implica cambios, anticipando el panorama que sigue, el escenario o contexto y los acontecimientos que creemos ocurrirán, lo ayudamos a afrontar el desafío.
La dificultad para afrontar los cambios se compensa en alguna medida con la anticipación, pero fundamentalmente con el soporte afectivo. Fran confía en mí, sabe que estoy ahí cuando lo necesita y eso le da tranquilidad, aun cuando no pueda anticipar lo que viene…
Cuando le pido algo a Fran (o le doy una consigna) y me dice “¡Sí mamá, lo haré!”, sé que quiere complacerme, cumplir con lo que le pido, mostrar que le importa, porque sé que le
importo. Pero en segundos se distrae y me pide que lo ayude, con o sin palabras y estoy ahí, debatiéndome por no agarrar el pincel para indicarle cómo hacerlo… como cuando era chiquito y apretaba su mano con la mía para cruzar la calle.
Fran creció, (¡!) no necesita que le de la mano y a pesar de esto cuando salimos a caminar o estamos en un lugar con muchos estímulos, todavía busca la mía y se la doy aunque sea un ratito, y me cuesta soltarla ¡igual que con el pincel!
Así que seguimos… yo tratando de guiarlo sin invadirlo y él, esforzándose por cumplir el objetivo. “¿Pintamos juntos, mama?”, “Pintás vos Fran, yo te acompaño”.
Quiero que encuentre placer en pintar, en el proceso creativo y que descubra que puede decir muchas cosas pintando. Ojalá supiera lo que Fran quiere, lo que desea… no se si él lo sabe.
