Pintando con Fran

Pintando capas

Le expliqué a Fran que pintando capas vamos construyendo la imagen, a través de los colores. Cuando superponemos capas de color va apareciendo la sensación de profundidad, de texturas, y también de luz y sombra, de matices al mezclar los colores y agregar el que, con algo de ayuda, le parece a Fran.

 

 

Cuando pienso cómo surgió la idea de pintar capas, creo que no es casual… porque la vida de Fran, como las pinturas que hacemos juntos, se va configurando en capas… Su mente es tan compleja, tan profunda, tan frágil y a la vez tan transparente y volátil… en su mundo de fantasías transcurren miles de historias. Descifrarlo significa atravesar muchas capas… protegerlo de la realidad, es también cubrirlo de capas… prepararlo para el viaje, requiere de capas, como las de los héroes de esas historias…

 

 

Ayudarlo a preparar el color en la paleta, decidir cuales tiene que mezclar para obtener el que va a poner en la tela, todo esto ocurre entre un sinfín de “me ayudas?” y “podes solo!”… y mi mano en la lucha por intervenir y abstenerse de hacerlo.

Le digo a Fran que la pintura es como una “muestra” (representación) de la imagen que eligió y no esa misma imagen, que puede hacer cambios. Yo sugiero, él propone… acordamos.

Hablarle de cambios sobre esa imagen, figura o escena, que es concreta, me genera dudas, porque ignoro cómo la imagina. Supongo entonces que, al pintar la imagen introduciendo algún cambio, la representación se vuelve real y Fran lo entiende un poco más…

Seguimos pintando “capas de color” mientras el me pregunta si ya viene la siguiente capa (¡!) y yo le repito que mire… desde donde viene la luz, porque ahí los colores son más claros, que con el contraste se definen las formas y que las texturas aparecen con las pinceladas… y se lo muestro en la imagen del modelo, para que lo entienda.

Fran trabaja en una pintura alrededor de una hora por día, a veces más a veces menos, así que nos toma varios días o semanas terminar cada trabajo.

Hay una tarea previa que implica acomodar el lugar de trabajo (aunque yo trato de que esté ordenado antes de empezar) y los materiales, el agua, los pinceles, los acrílicos, la paleta o superficie para mezclarlos… preparar entonces el color que va a usar, para lo cual siempre dice “me ayudas”?, aunque sabe perfectamente cómo hacerlo.

Fran está demasiado acostumbrado a que lo asistan, pero también puede que le cueste accionar. Conoce el proceso, la secuencia, venimos haciéndolo hace tiempo, pero aun así demanda mi apoyo, por lo que implica un gran desafío dejar que trabaje solo, en parte porque creo que si me aparto, simplemente se va a ir, o se pondría a ver algo en la compu o en el celu… y en parte, porque quiero que avance, que llegue al final del trabajo, que cumpla el objetivo. Me cuesta aceptar la idea de que tal vez para Fran eso no es importante.

Le expliqué a Fran que pintando capas vamos construyendo la imagen, a través de los colores. Cuando superponemos capas de color va apareciendo la sensación de profundidad, de texturas, y también de luz y sombra, de matices al mezclar los colores y agregar el que, con algo de ayuda, le parece a Fran.

 

 

Cuando pienso cómo surgió la idea de pintar capas, creo que no es casual… porque la vida de Fran, como las pinturas que hacemos juntos, se va configurando en capas… Su mente es tan compleja, tan profunda, tan frágil y a la vez tan transparente y volátil… en su mundo de fantasías transcurren miles de historias. Descifrarlo significa atravesar muchas capas… protegerlo de la realidad, es también cubrirlo de capas… prepararlo para el viaje, requiere de capas, como las de los héroes de esas historias…

 

 

Ayudarlo a preparar el color en la paleta, decidir cuales tiene que mezclar para obtener el que va a poner en la tela, todo esto ocurre entre un sinfín de “me ayudas?” y “podes solo!”… y mi mano en la lucha por intervenir y abstenerse de hacerlo.

Le digo a Fran que la pintura es como una “muestra” (representación) de la imagen que eligió y no esa misma imagen, que puede hacer cambios. Yo sugiero, él propone… acordamos.

Hablarle de cambios sobre esa imagen, figura o escena, que es concreta, me genera dudas, porque ignoro cómo la imagina. Supongo entonces que, al pintar la imagen introduciendo algún cambio, la representación se vuelve real y Fran lo entiende un poco más…

Seguimos pintando “capas de color” mientras el me pregunta si ya viene la siguiente capa (¡!) y yo le repito que mire… desde donde viene la luz, porque ahí los colores son más claros, que con el contraste se definen las formas y que las texturas aparecen con las pinceladas… y se lo muestro en la imagen del modelo, para que lo entienda.

Fran trabaja en una pintura alrededor de una hora por día, a veces más a veces menos, así que nos toma varios días o semanas terminar cada trabajo.

Hay una tarea previa que implica acomodar el lugar de trabajo (aunque yo trato de que esté ordenado antes de empezar) y los materiales, el agua, los pinceles, los acrílicos, la paleta o superficie para mezclarlos… preparar entonces el color que va a usar, para lo cual siempre dice “me ayudas”?, aunque sabe perfectamente cómo hacerlo.

Fran está demasiado acostumbrado a que lo asistan, pero también puede que le cueste accionar. Conoce el proceso, la secuencia, venimos haciéndolo hace tiempo, pero aun así demanda mi apoyo, por lo que implica un gran desafío dejar que trabaje solo, en parte porque creo que si me aparto, simplemente se va a ir, o se pondría a ver algo en la compu o en el celu… y en parte, porque quiero que avance, que llegue al final del trabajo, que cumpla el objetivo. Me cuesta aceptar la idea de que tal vez para Fran eso no es importante.

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