Hoy Fran cumple 21 años! Yo soy Flor, su hermana.
Queremos abrir un espacio para contarles sobre el. Vamos a empezar con una historia que escribió mi mamá en Pandemia y que habla de la experiencia de Fran y el arte. Yo ilustre el escrito.
Aquí va, por partes, una ventanita a su mundo, el dibujo y el arte como medio de expresión, como puente entre ese mundo y el nuestro».

Pintando con Fran

Fran, mi hijo

Fran es un joven de 20 años, alto y flaco, tiene rasgos fuertes; cara angulosa, perfil recto, el pelo oscuro sobre su frente amplia, siempre alborotado a pesar de que se esmera en ordenarlo, sus cejas pobladas, sus ojos profundos y su mirada esquiva, dulce y lejana, como si al mirar, lo traspasara todo. Su boca grande e inquieta, llena de frases y de historias. Él es mi hijo. Ese bebé precioso que llegó al mundo un 9 de noviembre del 2000 y con su semblante pálido, casi angelical, su cuerpito hermoso, sus largas piernitas, sus manitos perfectas,  dio vueltas mi mundo.

Fran cambió nuestras vidas, la mía, la de Flor, mi pequeña princesa, la de Fidel, mi esposo… Nadie como Fran desató en mí tantas emociones, desafiándome  de todas las formas posibles, me llevó al límite de mí misma…

Ese pequeño inquieto, imparable, dulce y parlanchín, que repetía frases graciosas y era capaz de escalar su placard en busca de un pantalón azul o la alacena por unas galletas de chocolate… El azul siempre fue su color favorito, ¡las galletas “Oreo” también!

¡Tantas  travesuras!  Fran con 2 añitos era capaz de transformar un escenario de un minuto a otro, convirtiendo su sala de juegos en un mundo de fantasías y luego, todo “patas para arriba”.

Con su perrito Valentín las aventuras fueron muchas, algunas resultaron en desastres, como el balde de pintura que terminó derramado en el piso de la galería, y ellos bañados en el líquido azulado y viscoso que debía ir a la pared!

Miles de veces me encontré pensando en que daría todo por protegerlo y sintiendo que nada era suficiente…  Cuando era chiquito era más fácil, lo tenía en brazos y estaba segura de que todo estaba bien, que nada malo podía pasarle.

Luego mis brazos y mi cuerpo entero ya no alcanzaban a cubrirlo, y  entonces tuve que entender que soltar es dejar crecer, que se puede sostener de otras maneras, que a pesar de lo mucho que Fran me necesitara, tenía que confiar en él. Todavía me cuesta hacerlo, pero sé que es lo mejor, que la vida es así, para todos y para mí también.

Fran siempre dibujó, igual que Flor, su hermana. Desde que eran bebés los colores, las imágenes fueron parte importante de sus vidas, probablemente antes de caminar, dibujaron.

Dibujar, pintar es un lenguaje común a todos en casa, decimos muchas cosas dibujando. Interpretar los dibujos de Fran es una gran aventura, y enseñarle a dominarlo todo un desafío!

Pintando con Fran

Fran, mi hijo

Fran es un joven de 20 años, alto y flaco, tiene rasgos fuertes; cara angulosa, perfil recto, el pelo oscuro sobre su frente amplia, siempre alborotado a pesar de que se esmera en ordenarlo, sus cejas pobladas, sus ojos profundos y su mirada esquiva, dulce y lejana, como si al mirar, lo traspasara todo. Su boca grande e inquieta, llena de frases y de historias. Él es mi hijo. Ese bebé precioso que llegó al mundo un 9 de noviembre del 2000 y con su semblante pálido, casi angelical, su cuerpito hermoso, sus largas piernitas, sus manitos perfectas,  dio vueltas mi mundo.

Fran cambió nuestras vidas, la mía, la de Flor, mi pequeña princesa, la de Fidel, mi esposo… Nadie como Fran desató en mí tantas emociones, desafiándome  de todas las formas posibles, me llevó al límite de mí misma…

Ese pequeño inquieto, imparable, dulce y parlanchín, que repetía frases graciosas y era capaz de escalar su placard en busca de un pantalón azul o la alacena por unas galletas de chocolate… El azul siempre fue su color favorito, ¡las galletas “Oreo” también!

¡Tantas  travesuras!  Fran con 2 añitos era capaz de transformar un escenario de un minuto a otro, convirtiendo su sala de juegos en un mundo de fantasías y luego, todo “patas para arriba”.

Con su perrito Valentín las aventuras fueron muchas, algunas resultaron en desastres, como el balde de pintura que terminó derramado en el piso de la galería, y ellos bañados en el líquido azulado y viscoso que debía ir a la pared!

Miles de veces me encontré pensando en que daría todo por protegerlo y sintiendo que nada era suficiente…  Cuando era chiquito era más fácil, lo tenía en brazos y estaba segura de que todo estaba bien, que nada malo podía pasarle.

Luego mis brazos y mi cuerpo entero ya no alcanzaban a cubrirlo, y  entonces tuve que entender que soltar es dejar crecer, que se puede sostener de otras maneras, que a pesar de lo mucho que Fran me necesitara, tenía que confiar en él. Todavía me cuesta hacerlo, pero sé que es lo mejor, que la vida es así, para todos y para mí también.

Fran siempre dibujó, igual que Flor, su hermana. Desde que eran bebés los colores, las imágenes fueron parte importante de sus vidas, probablemente antes de caminar, dibujaron.

Dibujar, pintar es un lenguaje común a todos en casa, decimos muchas cosas dibujando. Interpretar los dibujos de Fran es una gran aventura, y enseñarle a dominarlo todo un desafío!

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